jueves, 13 de noviembre de 2014
Que todo es desechable y provisional.
Llega el día en el que te sorprendes a ti misma, y lo que antes te quitaba el sueño y sólo buscabas los por qués de las cosas, ahora te das cuentas que no tienen esa importancia brutal que le estabas dando y pasas a dejar de cuestionarte cosas y "aquello" simplemente se convierte en algo bonito. Y cuesta peque, claro que cuesta salir de esa rutina, porque siempre cuesta separarse de las cosas buenas, pero hay que pensar qué es lo mejor, puesto que llega un momento que necesitas ver dónde estás , mirar hacia dónde quieres ir y dejar atrás aquello que te atrasa. Y de repente te das cuenta de que eres capaz de eso y más, de que no te afecta tanto como pensabas. Y aprendes, aprendes mucho, aprendes lo que quieres seguir teniendo y lo que no quieres volver a tener nunca, ¿el inconveniente? Que te vuelves más selectiva. Pero no creo que sea malo dejar de conformarse con todo. Y finalmente me quedo con que "cualquier resta es una suma disfrazada de cero, una vuelta a cualquier sitio menos al lugar de que se partió".
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